lunes, 24 de enero de 2011

CAASIM: La Negligencia, Reportaje 1 de 10

CAASIM: La Negligencia

De mi amigo super amiguix:  Joel Sánchez Rodríguez (D.R.x R.P)


La muerte de dos personas en el interior de un drenaje en la colonia Cuauhtemoc de Pachuca, implica una serie de actos que podrian resumirse en dos palabras: Negligencia Criminal; pero también si se profundiza en las causas que originaron esa situación, surge la posibilidad de que exista responsabilidad en los servidores públicos, cuya indolencia e ineficacia, llevó a un grupo de vecinos a buscar solución a un problema cuyo arreglo corresponde a las autoridades y que derivó en esos fallecimientos.
Ignorados por la Comisión de Agua, Alcantarillado y Servicios Intermunicipales (CAASIM), cansados de la ineficiencia de su área de quejas y atención ciudadana y padeciendo diariamente el deficiente servicio de ese organismo y la falta de mantenimiento a las redes de agua potable, drenaje sanitario y alcantarillado, los vecinos de la calle José Lugo Guerrero de la citada colonia, se organizaron para desazolvar una alcantarilla y con ello solucionar el problema y foco de infección que esta representaba.
Por acuerdo de los vecinos, se contrató a dos de ellos mismos para realizar el trabajo de limpieza en la alcantarilla que se encuentra permanentemente azolvada por ubicarse en uno de los barrios altos de Pachuca, a un costado del cerro de donde bajan grandes cantidades de agua, piedra, lodo y basura, principalmente en temporada de lluvias.
Pero como la CAASIM que dirige José Luís Gallego Hernández no cumple su trabajo de mantenimiento, al personal le importa poco servir a la gente o no y a los directivos parece faltarles vergüenza profesional, son los vecinos quienes buscaron desazolvar y al introducirse a la alcantarilla, sin capacitación, experiencia y sin el equipo adecuado, se intoxicaron al inhalar los gases tóxicos que abundan en el drenaje.
José Ángeles Escamilla y Silvestre Hernández Carreón fueron las víctimas, a su muerte estuvo a punto de sumarse la del socorrista de Protección Civil Municipal Gabriel Castillo Pérez, que al tratar de brindar auxilio a las dos personas también se intoxicó y tuvo que ser trasladado a un hospital para recibir atención médica de urgencia, luego de que a los tres los rescataran los bomberos.
Pero los directivos de CAASIM afectos siempre a buscar pretextos para justificar su ineptitud, se anticiparon a deslindar al organismo de la tragedia que enlutó a dos familias, afirmando que ellos no los habían contratado.
Y en efecto, CAASIM no había ordenado el trabajo, porque si lo hubiese hecho con oportunidad, como lo hacen en las colonias residenciales y exclusivos fraccionamientos, los vecinos de este populoso barrio no habrian tenido que organizarse para contratar a alguien para hacer lo que los subordinados de Gallego Hernández no hacen y, los dos hombres que fallecieron seguirían con vida.
Es innegable que la desgracia se origino en la ineficiencia, incapacidad y falta de voluntad de servir que distingue a la Comisión de Agua y que cuando se traduce en lesiones, muerte o daños a la salud se llama negligencia y aunque se escuche fuerte, se trata de un ejemplo de cómo esa negligencia se vuelve criminal.
Hace unos meses en las obras del proyecto vial del Río de las Avenidas falleció un trabajador de CAASIM al caerle encima toneladas de piedra y lodo, carecía del equipo de seguridad que su trabajo exigia y tuvo que pasar eso para que salieran a relucir las condiciones de riesgo en que se laboraba en la obra.
La muerte de los dos vecinos ocurrida la tarde del domingo 30 de marzo sucedió de manera distinta, pero el origen está en lo mismo, que es el incumplimiento de sus deberes por parte de los dirigentes de CAASIM, deberes por los que cobran un sueldo muy elevado que contrasta con su falta de resultados, también de vergüenza.
Aunque la comparación resulta muy desproporcionada, vale la pena mencionar que recientemente el ex-titular de CAASIM, Jorge Rivera Galindo, renunció a la dirección general de la Junta General de Asistencia, por pudor, por vergüenza, porque no podía permanecer en el cargo, luego de que se  descubirio un fraude por parte de uno de sus subordinados en el montepío de Tula de Allende y se sentía responsable.
Pero en cambio en CAASIM, donde la irresponsabilidad llega a grados extremos, tanto como extrema es la muerte, no parece haber quien de una muestra de pudor y decida irse, bueno, por lo menos disculparse y responder con trabajo, con resultados a la sociedad y a quien les dio la confianza de ponerlos ahí, por dedazo, sin mérito alguno y sin una capacidad que avalara el nombramiento.
Suena crudo, pero en la CAASIM están llegando al límite, el agua sigue siendo una demanda insatisfecha y tanto el drenaje como el alcantarillado están infestos de tóxicos y azolvamiento, en tanto cuadrillas de trabajadores diariamente abren hoyos y destruyen la ciudad, pero ante la irresponsabilidad, los vecinos se organizan buscando solución y ya hay dos muertos ¿qué más sigue?…
Comentarios de mis amigos:

La verdad es que los de CAASIM no tienen madre, ellos son los responsables directos de lo que ocurrió, si los funcionarios involucrados tuvieran un poco de vergüenza ya se hubieran largado,pero son unos OGT’s que solo ven por su interés personal. Ojala que los corran pronto, debería darles pena aunque sea con sus jefes.
Comentario por Pedro Solís — abril 11, 2008 @ 1:58 pm

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